Recientemente, Moisés Naím, un renombrado analista político y escritor venezolano con residencia en Estados Unidos, estuvo en Chile como invitado por la fundación "La Otra Mirada". Durante su presentación en el Hotel W, Naím nos planteó una visión que algunos consideran pesimista, aunque él la llama realista, acerca del estado de las democracias liberales.
Naím advierte que las democracias liberales están en crisis, sometidas a un constante ataque. En su último libro, "La revancha de los poderosos", señala cómo líderes populistas llegan al poder y luego se transforman en autocracias. Utilizó una imagen elocuente en su charla para ilustrar a los grandes autócratas modernos, como se puede apreciar en la foto adjunta. Además, Naím mencionó cómo el crimen organizado a veces llega a formar parte de gobiernos, citando ejemplos en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Un concepto interesante que Naím acuñó es lo que llama "necrofilia ideológica": un amor ciego por ideas muertas e inútiles que ciertos grupos de izquierda todavía suscriben.
Naím intenta explicar este ataque a las democracias liberales bajo lo que denomina las tres "P": Populismo, polarización y posverdad.
Populismo: En América Latina, Naím identifica a Juan Domingo Perón como el primer representante del populismo. Su crítica se dirige hacia los nuevos líderes autócratas que llegan al poder democráticamente, como Lula, Chávez, Orbán, Putin, Modi, entre otros. Estos líderes utilizan el poder para desmantelar las instituciones y beneficiarse personalmente. Naím propone que, en lugar de buscar "el nuevo líder honesto", debemos trabajar en la construcción de instituciones robustas que controlen y equilibren los distintos poderes del Estado y la sociedad. Polarización: Naím ilustra la tremenda fractura que afecta a la sociedad estadounidense con el ejemplo del "asalto al Capitolio". Esta polarización deteriora la convivencia y aumenta la animosidad y la violencia entre demócratas y republicanos. Posverdad: El analista muestra cómo las redes sociales, como herramientas tecnológicas, han propagado y reforzado las "verdades" propias de cada grupo o tribu. Las redes sociales amplifican y extreman la división de la sociedad, formando múltiples tribus polarizadas que los algoritmos refuerzan a través del sesgo de confirmación. Estas redes dan más visibilidad a los extremos y desalientan la participación de la mayoría de los grupos moderados. En última instancia, Moisés Naím nos propone que Chile, que alguna vez fue un referente de desarrollo económico en la región y el mundo, se embarque en un nuevo referente de desarrollo de políticas públicas para la región. Esto requeriría un gran acuerdo entre las fuerzas moderadas del país. Sin embargo, lamenta que el presidente Boric parezca dedicarse a satisfacer a sus grupos radicales en lugar de gobernar para todos los chilenos. Naím refuerza la importancia de proteger y defender nuestras democracias liberales, que están siendo atacadas y podrían dar lugar a líderes autoritarios, advirtiendo que Chile no sería la excepción. Un comentario final, es importante señalar que aunque la visión de Naím sobre la fragilidad y las amenazas a las democracias liberales es acertada y evidente, podría considerarse que tiene un sesgo negativo en contraste con la perspectiva más optimista de Steven Pinker, quien estuvo en Chile recientemente. Pinker aportó datos sólidos que respaldan su visión positiva sobre el futuro de la humanidad y explicó por qué prevalece la percepción pesimista entre la población, que parece haber contagiado también a Moisés Naím. Uno de los factores clave en esta percepción pesimista es nuestro sesgo cognitivo, que nos lleva a dar mayor importancia a los eventos y noticias negativos. Las redes sociales han sabido explotar este sesgo, manteniéndonos conectados por más tiempo. La regulación de las redes sociales a nivel de políticas públicas parece ser un tema inevitable y un debate necesario que debe resguardar la libertad de expresión. En palabras de Martin Gurri, autor de "The Revolt of the Public", debemos recordar que las redes sociales pueden protestar y derrocar personas e instituciones, pero nunca pueden gobernar. Cristián Rubio Adriasola Director ChileSuma
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