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El Economist puede más y queda en deuda, como faro para promover la democracia liberal

Actualizado: 20 dic 2021

En esta columna de opinión, Cristián Rubio explica que el artículo escrito por The Economist titulado: "Chile, once considered Latin America’s Finland, is in trouble", carece de la necesaria rigurosidad intelectual sobre un tema tan complejo como lo es el proceso político, económico y social Chileno, que se está viviendo desde el 18 de octubre del 2019 y que dio inicio a un proceso constitucional.

Una crítica al reciente artículo del Economist.


El artículo comienza describiendo los eventos de violencia que afectaron a Chile y los contrasta correctamente con el notable nivel de desarrollo que ha experimentado Chile en estas últimas décadas. Posteriormente, menciona que el gobierno, buscando detener la violencia y encauzar el malestar social, creó una convención constituyente con el apoyo de la mayoría de los partidos políticos para redactar una nueva constitución. Al final menciona, que, lamentablemente después de dos años, el país luce peor en todo sentido.


Hasta aquí, el artículo hace una buena síntesis de lo que ha pasado en Chile y logra informar adecuadamente a sus lectores. Luego, la segunda parte es una colección de opiniones inconexas, muchas veces sesgadas que convierten al texto en un confuso intento de orientar a sus lectores.


Veamos el desarrollo de las ideas:


1. Aumento en la popularidad de los políticos extremistas. El artículo no busca explicar por qué los candidatos mencionados (Kast y Boric) han ido capturando las preferencias de los chilenos y se centra en algunos comentarios o anécdotas más bien irrelevantes o menores de ambas candidaturas.


2. Problemas subyacentes que acarrea Chile:

a) Desigualdad como el único discurso posible para la izquierda frente al fracaso del resto de sus ideas. El artículo se hace parte de la tesis promovida con total éxito por la izquierda global, donde el problema central sería la desigualdad, a pesar de que en la primera parte del mismo artículo reconocen que se ha reducido y menciona un dato suelto sobre la desigualdad en Santiago. Omite mencionar que, gracias a los avances en Chile, el mejor lugar para nacer de esa misma mujer, en un barrio pobre en Latinoamérica, sería Chile. Pero eso parece secundario, lo importante es buscar resaltar donde hay desigualdad, y a través de esto manipular a la población más desprotegida, buscando un enemigo, en este caso los ricos. Ese camino despierta la envidia, que rápidamente pasa al resentimiento y eventualmente a la ira generando una dinámica tóxica y autodestructiva en la sociedad. Esto termina destruyendo el tejido social y la capacidad de vivir en comunidad. El ejemplo más cercano que tenemos es la experiencia de Venezuela que sabemos cómo termina, sin libertad, pobre y teniendo que emigrar miles de familias desgarradas y separadas de su país.


b) Violencia como herramienta política. El artículo omite señalar que esa misma tesis de la desigualdad fue usada para legitimar la violencia por parte de una elite, periodistas, intelectuales y académicos, dentro de los cuales se encuentran varios mencionados en el artículo, que desde sus cómodas casas o universidades apoyaron esa violencia o en el mejor de los casos, omitieron condenarla. Esto permitió que varios protagonistas de dicha violencia alcanzaran notoriedad, legitimidad y fueran electos miembros de esta convención encargada de redactar una nueva constitución “para todos”.


c) Desconexión de la elite. El artículo busca argumentar la desconexión de la elite y su refugio en los sistemas privados de salud y educación escolar como razón también del malestar. Comenta la baja de las pensiones. Menciona que la población pidió reformas en dichas áreas, pero no pasó nada. Un intento de explicación complementario sería que mientras gobernó la centro izquierda por 20 años, sí se realizaron reformas y se lograron grandes acuerdos y el país progresó. Pero cuando hubo alternancia en el poder y la derecha tomó el gobierno, una parte de la izquierda no lo aceptó y buscó por todos los medios desestabilizar al gobierno, tanto en la calle como bloqueando las iniciativas del poder ejecutivo. Esto llevó a una dinámica muy negativa y virulenta desprestigiando a la clase política. Un ejemplo sería la reforma a las pensiones, que lleva más de 10 años en el congreso, donde existe un consenso global de que al menos es necesario aumentar la edad de jubilación por el aumento de las expectativas de vida, y un aumento significativo de los aportes por sobre el 10% actual. Sin embargo, la discusión no avanzó, y un grupo se centró en querer acabar con el sistema porque era privado o porque el aumento de la contribución fuera a un sistema de reparto o individual. En resumen, no se han hecho las reformas necesarias y cada vez el tema de las pensiones será más crítico y agravado con los últimos retiros aprobados por el congreso.


d) Grandes acuerdos. El poder desmedido para la derecha. Invoca a Pinochet y los amarres de la constitución. Sin embargo, inmediatamente a continuación, precisa que fueron eliminados el 2005. La respuesta del mundo político fue una nueva constitución como una forma de encauzar la violencia y el descontento. Posteriormente menciona que la mayoría de los gobiernos fueron de centro izquierda, pero tuvieron que negociar extensamente con la derecha. Eso habría parecido un cartel, según un profesor de Harvard, que se compró la tesis de la extrema izquierda y de una parte de la centro izquierda, de que negociar extensamente sería malo, y no entenderlo como parte de la razón que permitió los mejores periodos de desarrollo para Chile y su población. La reforma al sistema electoral el 2015 facilitó la fragmentación de los partidos políticos, el aumento de grupos minoritarios extremos y un sistema que no favorece buscar grandes acuerdos y extensas negociaciones que le dieron tanta estabilidad y prosperidad a la población.


3. La esperanza con una nueva constitución.


a) Al principio parecía que escribir una nueva constitución entre “todos” le daría legitimidad al sistema. Sin embargo, el proceso de la constituyente ha ido reduciendo su legitimidad debido a diversos escándalos internos de acuerdo con el artículo.


b) Posteriormente el mismo artículo menciona con preocupación, algunas iniciativas que atentan claramente contra la libertad de expresión y de ciertos grupos que quieren saltarse las reglas que dieron origen a la convención. Lo que llama la atención es la sorpresa del artículo, cuando la convención está con una alta influencia de grupos de extrema izquierda que validan la violencia como herramienta de acción política y que se sienten con una superioridad moral para imponer sus ideas al resto de la población.

Finalmente, el artículo concluye que Chile se parece más a sus vecinos disfuncionales de lo que pensaba. Destaca a un profesor que menciona que Chile estaría escribiendo la primera constitución “progre” del mundo. Se equivoca el profesor, ya tenemos varias en la región, basta ver la constitución más o menos “progre” de Venezuela, Ecuador, Bolivia, etc. El artículo da muy pocas luces y confunde con qué ideas son las que empobrecen y hunden a los países y que pareciera ser el destino hacia donde avanza lamentablemente Chile. El Economist puede más y queda en deuda, como faro para promover ideas para una sociedad democrática liberal.


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